Las grandes manipulaciones

Voy a exponer algunos "hechos" que corroboran, en parte, la hipótesis que circula en muchos medios académicos, al respecto de la manipulación que ejercen las grandes marcas comerciales en torno a los llamados "alimentos funcionales".



En mi libro y en el Blog vengo reiterando la paradoja actual en torno a la alimentación ya que, por un lado, tenemos una gran disponibilidad de alimentos (salvo algunos países centroafricanos y zonas devastadas por guerras o catástrofes) y, sin embargo, padecemos enfermedades por malnutrición.

En el siglo pasado descubrimos las enfermedades cardiovasculares derivadas de la ingesta de grasas saturadas y ahora estamos relacionando un gran número de enfermedades de componente inflamatorio relacionadas con la excesiva ingesta de ácidos grasos Omega6, todo ello sin olvidar la gran pandemia de la obesidad por el simple hecho de comer más de lo que necesitamos (que es muy poco debido al sedentarismo de nuestra población en general.

La industria encontró medios tecnológicos para eliminar las grasas saturadas de múltiples alimentos, aparecieron los productos light (ligeros en calorías) y se produjo el "boom" de la aparición de alimentos a los que se les cambiaba la grasa, se les añadían vitaminas e incluso se les sumaban compuestos con efectos supuestamente beneficiosos (probióticos, prebióticos, ácidos grasos Omega3 etc etc). Incluso, muy recientemente, se ha visto obligada por el aumento de la presión de los consumidores a abandonar la utilización de las grasas "trans", verdadero despropósito nutricional derivado de la explosión de la comida rápida en los años 70 al 90.

Inicialmente el concepto de alimento funcional respondía a un criterio razonable de aprovechar la vía de los alimentos para reforzar nutrientes deficitarios (cereales con hierro, zumos de frutas con calcio), o cambiarlos por otros más saludables (grasas saturadas de la leche por ácidos grasos Omega3) e incluso, para conseguir efectos beneficiosos en sí mismos, para el organismo (productos con Té verde, yogures con Aloe Vera etc).

Sin embargo, lo que la industria, en términos generales, hizo, fue utilizar la novedad del alimento funcional para evitar la competencia y aumentar los ingresos (si yo compito en el mercado con un yogur natural y tengo que mantener un precio ajustado, voy a poner una bifidobacteria "maravillosae", afirmo mediante algunos estudios patrocinados y poco rigurosos que tiene efectos "fantásticos" en la salud y puedo pedir lo que quiera que no tengo competencia.

Con esta manipulación perversa del concepto funcional se echó por tierra una de las precarias esperanzas que teníamos de que la tecnología iba a sustituir los defectos de nuestra alimentación manteniendo las ingestas adecuadas de proteínas, minerales y vitaminas a los que estamos metabólicamente habituados a través de nuestra evolución. Esta situación ha aprovechado la dificultad de la administración pública para estar al día y legislar con prontitud al respecto.

Un ejemplo de aplicación de normativas anticuadas y de guerras comerciales "ocultas" lo hemos padecido con un producto que yo he recomendado desde estas páginas, el Salibra. Inicialmente se trata de un "buen producto", salido de la tecnología en la manipulación de componentes lácteos, rico en proteína y con algunas de las propiedades del "calostro" como son la lactoferrina, algunas inmunoglobulinas y fosfátidos como la fosfatidilserina, actualmente en plena diana del tratamiento nutricional de la disminución cognitiva en el anciano. Pues bien, aunque se permite su comercialización (la empresa importadora tenía toda la documentación en regla), sin embargo, el etiquetado incluía un factor de crecimiento que no está incluido en las sustancias admitidas que puede llevar una etiqueta de un producto que no sea un medicamento. En principio, para un profano la cuestión es simple, una "falta" en el etiquetado que incluye un producto no autorizado. Ahora bien, si nos fijamos en la cantidad de este factor de crecimiento
(IGF-1: 18 microg/100g), vemos que la cifra es anecdótica, no tiene efectos metabólicos (la hormona de crecimiento debe ser inyectada) y carece de acción terapéutica. ¿Por qué no se autoriza? Pues simplemente porque hay una guerra comercial entre USA (de donde viene el producto) y la UE en donde hay excedente de lácteos. En USA se utiliza, legalmente, hormona de crecimiento para producir más leche por el ganado y algunas trazas de dicha hormona pasan a la leche y al producto comentado. En Europa han encontrado la forma de evitar la presión comercial de los lácteos y carne de USA prohibiendo el uso de dicha hormona en las vacas. Aquí está el quid de la cuestión, una regulación obsoleta y una guerra comercial.

Otro ejemplo es el ácido graso que recomiendo constantemente, el DHA. Pues bien, nosotros, que venimos investigándolo más de diez años, tenemos muy clara la idea de que, siendo un ácido graso muy insaturado y fácil de oxidar y oxidarse, hay que ser muy exquisitos, tanto en la elaboración como en la distribución y el consumo. No es así y, nos encontramos con Omega3 que son ésteres etílicos, o que no han sufrido una correcta manipulación o no se les ha eliminado por completo los metales pesados (muchos de estos Omega3 derivan del aceite de atún, un pescado muy contaminado con metales pesados). De esta manera tenemos que el mercado se llena la boca con alimentos ricos en Omega3, pastillas de Omega3 y todo con Omega3, pero..¿de qué calidad? ¿de qué efectividad?

Mi opinión, al hilo de todo lo que he expresado, es que estamos en una encrucijada en la que el consumidor tiene a su disposición alimentos saludables y alimentos poco adecuados en una dieta equilibrada. El consumidor no dispone de la información y preparación suficiente para afrontar, con conocimiento de causa, la decisión de comprar tal o cual producto y la administración va muy lenta a la hora de ir facilitando esa decisión al consumidor. ¿Solución? Pienso que la única fiable es ponernos en manos de un profesional cualificado y confiar en su opinión.

Por mi parte, este Blog es la puerta de debate en estos temas y mi aportación personal a desenmarañar todo este intrincado mundo de intereses.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Antes de nada, Dr.Villegas, darle de nuevo la bienvenida al blog despues de unas merecidas vacaciones.
Considero que estamos manipulados igual que con la información tambien con la alimentación. Por ello que nuestra mejor defensa es el continuo contacto con profesionales o las visitas a blogs fiables como este.
Saludos. Mano (Murcia)
Copernick ha dicho que…
¿hay algún otro producto que podamos utilizar en sustitución del Salibra 700?
Dr Villegas ha dicho que…
En un mes aproximadamente, tendremos en la Policlínica Zaraiche disponible un producto idéntico (mejorado incluso).
Anónimo ha dicho que…
¿y que pasa con el algatrium de 290 capsulas?
Dr Villegas ha dicho que…
Puedes seguir tomándolo y al terminar te pasas al Brudy plus
Anónimo ha dicho que…
¿Entonces debemos entender que algatrium ha desaparecido?
Dr Villegas ha dicho que…
Se ha sustituido por una presentación nueva llamada Brudy plus

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