¡NO ESTOY DE ACUERDO CON LA GESTIÓN DE TODOS LOS PARTIDOS POLÍTICOS ACTUALES! ¡TAMPOCO DE LOS SINDICATOS!

Es mi forma de plantear ,mi disgusto personal por lo que está pasando.

Cuando no se confía en nuestros representantes solo queda el derecho a la libertad de expresión que ganó mi generación cuando escribir ¡Libertad! en una pared podía suponer una noche en Comisaría.

Comentarios

Blanchard ha dicho que…
Ay, Dr., tenemos lo que merecemos por permitir que nos mangoneen y haber dejado que el trabajo de político se convierta en una tarea golosa para "prosperar" en vez de para representar. Sucede desde los años 80, por nuestra tendencia natural a aprovecharnos egoistamente de las situaciones y por dejar que ideales estúpidos y desfasados sigan llenando la boca de auténticos memos incultos.
Hala, yo también me he desahogado.
Unknown ha dicho que…
Yo tampoco estoy de acuerdo!! pero...hay alternativas? que haremos?...Realmente seguimos siendo un país bananero, eso es la demostración.Una corta historia en democracia es el desencadenate de que permitamos toda esta serie de mangoneos por todos los lados...Lo pagaremos muy caro!!
Anónimo ha dicho que…
¿A quién vas a votar en las próximas elecciones? estamos en una decadencia politica muy grande a cual partido peor, los argumentos políticos son los de machacar al partido contrario en vez de hacer que este país prospere...no veo salida a esta crisis política, personas como yo hemos dejado de creer en la política...
Sólo hay una manera de que volvamos a creer y de superar esta crisis: Señores políticos hagan una reducción de su sueldo a 20.000€ al año...

Silvia Guzmán Morales
Dr Villegas ha dicho que…
Dice Arturo Pérez Reverte....

Paso a menudo por la carrera de San Jerónimo, caminando por la acera opuesta a las Cortes, y a veces coincido con la salida de los diputados del Congreso. Hay coches oficiales con sus conductores y escoltas, periodistas dando los últimos canutazos junto a la verja, y un tropel de individuos de ambos sexos, encorbatados ellos y peripuestas ellas, saliendo del recinto con los aires que pueden ustedes imaginar. No identifico a casi ninguno, y apenas veo los telediarios; pero al pájaro se le conoce por la cagada. Van pavoneándose graves, importantes, seguros de su papel en los destinos de España, camino del coche o del restaurante donde seguirán trazando líneas maestras de la política nacional y periférica. No pocos salen arrogantes y sobrados como estrellas de la tele, con trajes a medida, zapatos caros y maneras afectadas de nuevos ricos. Oportunistas advenedizos que cada mañana se miran al espejo para comprobar que están despiertos y celebrar su buena suerte. Diputados, nada menos. Sin tener, algunos, el bachillerato. Ni haber trabajado en su vida. Desconociendo lo que es madrugar para fichar a las nueve de la mañana, o buscar curro fuera de la protección del partido político al que se afiliaron sabiamente desde jovencitos. Sin miedo a la cola del paro. Sin escrúpulos y sin vergüenza. Y en cada ocasión, cuando me cruzo con ese desfile insultante, con ese espectáculo de prepotencia absurda, experimento un intenso desagrado; un malestar íntimo, hecho de indignación y desprecio. No es un acto reflexivo, como digo. Sólo visceral. Desprovisto de razón. Un estallido de cólera interior. Las ganas de acercarme a cualquiera de ellos y ciscarme en su puta madre.

Entradas populares de este blog

Atletas de élite ¿Hipotiroideos?

Suplementos de proteínas